Observación en la Venta de la Leche 24/08/2012
La salida de observación del pasado viernes fue muy especial.
Para empezar, la elección del día, que se adelantó un día por las buenas previsiones meteorológicas y para poder disfrutar del cielo sin luna durante casi una hora más. Además, la noche acompañó, siendo una de las mejores que hemos disfrutado en bastante tiempo. Al principio había algo de brisa pero se fue calmando poco a poco. Y la temperatura no descendió de los 19º C ni siquiera a las 4 de la madrugada. Es más, a partir de las 2, subió ligeramente por encima de los 20º C. Entre los asistentes, echamos de menos a varios ausentes que suelen ser habituales, pero también vinieron nuevos socios.
Nada más llegar y colocar los telescopios, nos dispusimos a montar el 22″. A continuación, podéis ver algunas imágenes cedidas por Mario González y su familia que muestran este momento, mientras Antonio y Agustín charlan de nuevos proyectos y el propio Mario pone a punto su refractor. Gracias a Josemi y su colimador, el 22″ apuntó finalmente donde debía, porque el tapón de carrete de fotos, aunque ayuda, no es tan preciso ni tan cómodo.
Al principio, vimos sobre todo la Luna, en cuarto creciente, y Saturno justo antes de que se pusiera, por lo que la calidad de la imagen no era muy buena. Pero aún así, como había muy poca humedad, se podía ver la Vía Láctea e intentamos observar algunos objetos brillantes de cielo profundo. Cuando, pasadas las 00:30 h, se puso la Luna, el cielo ganó muchísimo. Y la explanada se convirtió en una animada plaza con el trasiego de unos y otros al pasar por los distintos instrumentos. A Josemi casi ni se le escuchó, de tan enfrascado que estaba haciendo sus fotos. Juanma, Ángela y Agustín, entre objeto y objeto, debatían sobre conceptos de cosmología. Gonzalo estaba por allí feliz con sus prismáticos y su tumbona bajo ese manto de estrellas. Mario ayudaba, preguntaba, disfrutaba y contaba estrellas fugaces. Pedro España hacía fotos, miraba lo que podía y echaba una mano. Otros comían, pasaban frío, descansaban o anotaban datos. En fin, allí hubo para todos.
Pudimos disfrutar de un buen puñado de estrellas fugaces durante la noche. Hubo una absolutamente espectacular, de color anaranjado apagado, que cubrió una trayectoria de unos 90º casi horizontales por el este, aunque su brillo no llegó al de un bólido.
No sólo realizamos las observaciones y fotografías de rigor. También hicimos algunas pruebas de tipo más técnico.
Por ejemplo, comprobamos cómo la temperatura del espejo primario del telescopio newton de la agrupación, debido a su gran inercia térmica y al calor que hacía en Málaga, se mantuvo por encima de la temperatura ambiente hasta bien pasada la medianoche, y eso que usamos un gran ventilador para enfriarlo. Esto, unido al terral, hizo que la turbulencia que se generaba afectara a la calidad de la imagen, especialmente con la Luna y los planetas, que perdían detalle. Y las estrellas estaban ligeramente borrosas y difíciles de enfocar, aunque mucho menos que en otras ocasiones, quizás por el empleo del ventilador. Está claro que, en situaciones normales, no excepcionales, los grandes diámetros no aguantan bien muchos aumentos, aunque su capacidad para captar luz sigue siendo asombrosa para objetos de cielo profundo a relativamente bajo aumento (unos 100X).
También tomamos medidas de brillo de fondo de cielo, para colaborar con el proyecto NIXNOX. Cuando tengamos los resultados, los publicaremos aquí, además de en la página de NIXNOX.
De todos modos, sí podemos avanzar que la calidad del cielo es moderada, no excepcional. En el cénit, el brillo de fondo del cielo marcó 21.21 mag/arcsec2, aunque cerca del horizonte suroeste (hacia Málaga) llegó a 20.22 mag/arcsec2. Estos valores ya los explicaremos en otra ocasión, pero aclararemos que, cuanto más elevados, más oscuro es el cielo y que el cielo que sólo brilla de forma natural puede llegar a 22 mag/arcsec2 o muy poco más en ausencia de contaminación lumínica. Por el tipo de escala que se emplea, unas pocas décimas pueden suponer una gran variación en la percepción del brillo del fondo del cielo, y por tanto, del contraste con el que se muestran los objetos, en especial los más débiles. Hay que tener en cuenta que se trató de una noche especialmente buena debido a la escasa humedad ambiental y al viento del noroeste y que normalmente allí el cielo está bastante más iluminado.
Aunque hay cielos mejores en Andalucía, el de La Venta de la Leche es sin duda, de entre los que conocemos relativamente cercanos a la ciudad de Málaga y de fácil acceso, el que menos se ve afectado por la contaminación lumínica de los núcleos urbanos y vías de comunicación. En comparación, en un día de similares características meteorológicas, en Málaga el brillo de fondo de cielo en el cénit es unas 40 veces mayor que en la Venta de la Leche, y eso es unas 100 veces más de lo que debería ser en ausencia de contaminación lumínica. La diferencia se vuelve aún mucho mayor si en vez de mirar al cénit, lo hacemos a algún punto más cercano al horizonte. Dicho de otro modo: en condiciones óptimas, desde la Venta de la Leche podemos ver al menos con 40 veces más contraste los objetos difusos (nebulosas, galaxias…) que apenas son perceptibles desde la ciudad, o bien, ver objetos 40 veces más débiles.
Por eso las salidas de observación astronómica se han convertido para muchos, cada vez más, en rutas expedicionarias de decenas e incluso cientos de kilómetros, en la búsqueda casi siempre infructuosa de lo que pocas décadas atrás se podía disfrutar casi desde casa.
Texto redactado por Jesús Navas. Imágenes cedidas por Mario González.
4 comentarios
Espero que para la próxima salida podamos estrenar el nuevo gso 150/750. Para esta no ha dado tiempo. .
Gracias por subir estas fotos de la salida.
muy bien megusta el trabajo
vacano lo felicito