Sierra Nevada: la ruina de la contaminación lumínica
Las expectativas y la realidad
El pasado 30 de diciembre, hizo un tiempo magnífico y no había Luna. Juanjo Segovia y yo, Jesús Navas, del grupo de astrofotografía de Sirio, quisimos aprovechar para hacer algunas pruebas y para comprobar las condiciones de Sierra Nevada. Queríamos averiguar si valdría la pena viajar más de dos horas para realizar ocasionalmente algún trabajo astrofotográfico concreto. No contábamos con la espeluznante contaminación lumínica producida no sólo por Granada, su Vega y Pradollano. Unos inmensos focos iluminaban un par de pistas de esquí deslumbrantes a más de 1 km de distancia y ocultos a la vista directa desde las proximidades del refugio militar Capitán Cobo (2550 m.s.n.m.).
Ya antes de llegar se podía asegurar que la razón principal para hacer dicho viaje no estaba justificada. Al menos no para cielo profundo mientras estuvieran encendidos los focos de las pistas de esquí. Sí que se apreciaba una transparencia mayor, casi nada de humedad y, muy probablemente, menos turbulencia que la acostumbrada en los lugares habituales de observación (Torcal y Venta de la Leche). Son puntos a favor muy a tener en cuenta, sobre todo para planetaria. Pero el cielo era mucho más brillante. En torno a seis veces más brillante en el cénit en la Venta de la Leche y sólo la mitad de brillante que en la ciudad de Málaga.
Medidas de CL y una panorámica
La proyección blanco-azulada de los focos (por el esparcimiento de Rayleigh) y de la reflexión en la nieve resplandecía por encima de la montaña, adentrándose en dirección opuesta a nuestra posición. La sombra de la montaña se perdía en el infinito, dejando entrever lo que sin duda hubiera sido un cielo mucho menos agredido, aunque ni mucho menos indemne.
Una vez allí, decidimos hacer algunas medidas con el SQM-L (Sky Quality Meter), que afortunadamante llevaba en esa ocasión. Las medidas se hicieron junto al coche, visible en la imagen, para que apantallara los focos directos del albergue, no exactamente desde el mismo punto de vista de la panorámica. Juanjo también tomó unas fotografías, con las que luego montó la panorámica que se muestra a continuación.
¿Qué significa esto?
Para entender lo escandaloso del asunto, hay que ponerlo en su contexto.
Estamos hablando de un lugar que está a 2550 m de altitud, unos 200-300 metros por encima de los focos contaminantes de las pistas, en el corazón de un parque nacional (se supone que el máximo nivel de protección medioambiental en España), dentro de la zona Z2 de influencia del Observatorio de Sierra Nevada (OSN), con el, hasta hace medio año (cuando se anuló el inútil Decreto 357/2010), el máximo nivel de protección contra la contaminación lumínica de Andalucía E1. Y la Ley de Gestión Integrada de Calidad Ambiental (GICA) sigue vigente…
Naderías. Ya se ve el resultado. Como referencia, el SQM debería medir en el cénit un valor cercano a 22 mag/arcsec2 en las condiciones atmosféricas que había y suponiendo un grado de protección real óptimo, y no el 19,26 mag/arcsec2 que se midió. Eso supone un brillo en torno a 12,5 veces menor de lo medido. Si esto ocurre aquí, qué no sucederá en el resto de la comunidad autónoma.
Esto dice todo acerca del nivel de compromiso de las autoridades autonómicas y estatales con el respeto al medio ambiente y a las normas que ellos mismos promulgan. También dice mucho de la triste concepción del “disfrute de la naturaleza” que se tiene habitualmente. Parece que para disfrutar, hay que destruir lo que es de todos para que se beneficien unos pocos. No hay sentido de la mesura ni de la conveniencia. No se mira más allá del balance económico cortoplacista de los interesados (en poner luces o lo que sea), o de la mera costumbre. Tal y como ocurría hasta hace no tanto con otros bienes ambientales, como el agua, el aire o el suelo limpios, la biodiversidad, la estabilidad climática… ¿O sigue ocurriendo?
El regreso
Desolados ante el panorama, comenzamos el descenso de Sierra Nevada. Pasamos por el Monte de Cara, que está a varios kilómetros por si desde allí la vista era algo mejor. Sí lo era, aunque no lo suficiente como para quedarnos toda la noche sobre la cubierta de nieve. Estando allí, nos pareció que apagaron una de las pistas. Lo pudimos comprobar más tarde al retroceder por la carretera al cruce con el desvío hacia Pradollano. Pero lo que habíamos visto era demasiado. Aunque aquella iluminación sólo durase unas horas, el daño era manifiensto. Sin saber cuándo apagarían la otra pista, quedando todas las demás igual, Pradollano al lado, y siendo más de las nueve de la noche sin tener nada montado, decidimos regresar e intentar hacer algo a medio camino de Málaga.
Conclusiones y Plan B
Al menos habíamos sacado algunas conclusiones: nada de cielo profundo desde allí, al menos hasta que se acabase la temporada de esquí. Sin embargo, el número de estrellas visibles era sorprendentemente alto para tales valores de contaminación lumínica. En el caso de que ésta fuera menor en otra época del año, o que quisiéramos hacer fotografía planetaria, solar o lunar, podría valer la pena el viaje.
Aún así, nos quedamos con ganas de más. Sierra Gorda aún nos esperaba esa noche.
2 comentarios
Que buen trabajo habéis hecho nos hace tomar más conciencia de las brutalidades que se están haciendo al planeta.
Ánimo a seguir investigando.
Saludos
Muchas gracias, Mercedes. Ojalá sirva de algo.
Saludos.